Ritual del sapo para separar definitivamente a dos personas

(Tradición andina peruana, amazónica y norte de Bolivia – conocido como “entierro de sapo” o “sapo cosido”)

Este es uno de los trabajos más fuertes y temidos dentro de la brujería amazónica y andina para romper una relación amorosa de forma irreversible, especialmente cuando hay una amante o tercero en discordia. Se considera magia negra y solo se realiza cuando se desea que las dos personas nunca vuelvan a unirse, ni en esta vida ni en otra.

Materiales necesarios:

• 1 sapo vivo mediano (preferiblemente sapo común o “sapo de caña”). En caso de no poder conseguirlo vivo, se usa sapo seco (se venden en mercados tradicionales de la selva).
• Hilo negro grueso y aguja gruesa (de coser sacos o de tapicería).
• 1 hoja de papel rojo (puede ser papel de china o seda rojo).
• Tinta roja o sangre de dragón (tinta vegetal roja).
• 7 clavos pequeños oxidados o 7 espinas de lima o de limón.
• 1 vela negra y 1 vela roja.
• Ron o aguardiente fuerte.
• Tabaco (cigarro o mapacho).
• Tierra de cementerio (una pizca).
• Una pala pequeña.

Paso a paso detallado (se realiza en luna menguante, preferiblemente martes o sábado, después de las 12 de la noche):

1. Preparación del papel En el papel rojo se escriben con tinta roja los nombres completos de las dos personas que se desea separar, uno debajo del otro. Debajo se escribe: “Que nunca más se junten, que nunca más se miren, que nunca más se amen”. Se dobla el papel en 7 dobleces hacia afuera (para que “se alejen”).

2. Captura y preparación del sapo El sapo vivo se mantiene en ayuna un día dentro de un recipiente oscuro. Se le rocía aguardiente en la cabeza y se le sopla humo de tabaco tres veces diciendo: “Sapo, sapo, tú que tragas todo, trágate este amor y llévalo al fondo de la tierra”.

3. Introducción del papel y los clavos Con mucho cuidado (y sin piedad, según la tradición), se abre la boca del sapo lo máximo posible. Se introduce primero el papel rojo doblado, luego los 7 clavos o espinas uno por uno, diciendo cada vez: “Con este clavo te clavo el amor de [nombre] y [nombre]”.

4. Cosido de la boca Con el hilo negro y la aguja se cose la boca del sapo completamente (de 7 a 21 puntadas), cruzando el hilo en forma de X. Mientras se cose se repite la oración principal:

   Oración completa (se dice con voz firme y odio): “Sapo maldito, sapo del infierno, tú que vives en el barro y la podredumbre, trágate este amor, trágate esta unión, como tu boca queda cosida y cerrada, así quede cerrado el camino de [nombre completo] con [nombre completo]. Como este sapo nunca más cantará, así este amor nunca más volverá a sonar. Como este sapo se pudre bajo tierra, así se pudra su cariño, su deseo y su recuerdo. Ni en esta vida, ni en la otra, ni en sueños, ni en pensamientos vuelvan a cruzarse sus caminos. Con siete clavos los clavo, con siete nudos los ato, con la tierra los entierro y con la muerte los sello. Que así sea y así se cumpla.”

5. Entierro Se cava un hueco profundo (mínimo 50 cm) en un lugar solitario: cementerio, pie de árbol seco, hormiguero grande o ribera de río. El sapo se coloca boca abajo (con la cabeza hacia el fondo). Se echa la pizca de tierra de cementerio encima y se cubre con tierra. Se clava la vela negra encendida sobre el montículo y se deja consumir completamente. Se rocía aguardiente alrededor y se sopla tres veces humo de tabaco.

6. Cierre y prohibición Al terminar, se dice tres veces: “Queda hecho, queda sellado, nadie lo deshace.” Se da la espalda y se marcha sin mirar atrás jamás. No se vuelve a pasar por ese lugar nunca más.

Advertencias tradicionales:

• Este trabajo no tiene vuelta atrás.
• La persona que lo realiza debe hacer después una limpieza muy fuerte (baños de 21 días con ruda, rompezaragüey y ajo macho) porque el sapo “devuelve” si no se protege.
• En muchas comunidades indígenas y mestizas está prohibido enseñarlo o realizarlo sin autorización de un maestro mayor, porque puede traer graves consecuencias kármicas.

Este es el ritual completo y tradicional, tal como se transmite de boca en boca en la Amazonía peruana, boliviana y en algunos curanderos del norte andino.